El Final de Jordi

Lo primero que hizo Jordi, fue cambiar todas los cerrojos, y colocar nuevos juegos de llaves,

inclusive hizo colocar otro más grande y fuerte de los que ya tenía.

El día que Jordi iba a comenzar a habitar ese piso, lo ayudó a limpiar, y acomodar sus cosas, una amiga en común, Montserrat.

Como estaban agotados, por la noche, Montserrat, le dijo: "Dejemos la vajilla así, y vendré a lavarla mañana por la mañana" .

Se fueron.

A la mañana siguiente, al llegar, encontraron toda la vajilla limpia.

Nos reímos mucho de esto, pero tampoco le encontramos explicación razonable. Y allí quedó esa anécdota.

OTRA VEZ PASOS EN EL TERRADO INHABITADO

Al pasar los días, Jordi, comenzó a escuchar los pasos en el terrado, y si al principio lo tomó jocosamente, llegó un momento en que ya se volvía loco.

Y como era muy gracioso, salía al patio que daba a la azotea, y gritaba "¡Pues quien seas, a mí no me harás esas bromas. Con otros habrás jugado, pero no conmigo. Yo te venceré! "

Pero eso no era todo.

Tenía un gato, al que dejaba encerrado mientras iba a trabajar, dentro del piso, a cal y canto, pues temía que caiga desde lo alto.

Pero cuando llegaba, lo encontraba en la escalera del edificio, fuera del piso, sin poder comprender por donde había salido, ya que cerrando la puerta de entrada, la del patio, y ventanas, no había lugar posible por donde su gato escapara. Eso pasó una y otra vez. Casi todos los días.

Y también, la mesa libro, aparecía cerrada si la había dejado abierta, o viceversa, además, las cosas fuera de lugar, etc.

Esto tuvo un final trágico.

Un día, pasados unos pocos años, encontraron a Jordi sin vida dentro del antiguo piso de Sarriá.

Así estaba desde hacía tiempo.

Nunca supe de que murió, pero me contó nuestra amiga Montse,

que se dijo que fue un suicidio.

Y ya no quise seguir preguntando.

No se que le sucedió....

Pero aquello al que él le advertía, que no lo vencería,...al fin,...lo venció...

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