Hay que evitar también hacer consultas a las cartas de Tarot, en las mañanas y sobre todo a mediodía, cuando el sol es demasiado intenso y está demasiado alto en el cielo; son buenas, en cambio, las tardes y, especialmente, las noches. Hay que excluir en cualquier caso los días de frío intenso, tormenta o viento fuerte.

Dónde: confusión, rumor y luces violentas representan siempre un elemento de trastorno. Sin embargo, el enemigo número uno de una videncia continúa siendo de todos modos el humo, que obstruye los centros sutiles y nubla las facultades extra perceptivas. Para esto será necesario dar preferencia a la calma, a la penumbra y a un ambiente silencioso y recogido, aunque sea al aire libre.

Un buen punto de apoyo lo ofrece también la música y un bastoncillo de incienso que estimula el sentido sutil. Es mucho mejor sintonizarse con las frecuencias lunares mediante colores claros como blanco, gris perla, verde muy claro, tanto en la decoración como en nuestra vestimenta, y quizá también «lunarizando» el ambiente con materiales relacionados simbólicamente como alcanfor, la malva, las conchas o la plata. Para las consultas al Tarot más comprometedoras, conviene colocar los símbolos de los cuatro elementos cósmicos (agua, sal, incienso y una vela encendida sobre los cuatro lados de la mesa. La mesa tendrá que estar orientada siempre al norte.

El consultante deberá sentarse de frente o al lado del tarotista para mirar a los ojos y tocarle durante unos segundos la mano para conseguir un mejor intercambio vibracional y una corriente de simpatía recíproca. Cómo: la lectura del Tarot tiene que ser taxativamente reservada a los momentos de bienestar psicofísico.

Así pues, si no se ha conseguido entrar en un estado de relajación y serenidad, no se podrá hacer ninguna consulta. La digestión o periodo menstrual son muy negativos. Hay que escoger preferentemente ropa cómoda, de color claro, rechazando a priori las telas sintéticas que bloquean el flujo energético. Por la misma razón también el calzado debe tener una suela natural, a ser posible de cuero, cuerda o corcho.